viernes, 23 de octubre de 2009

Buenos Aires, 23 de octubre de 2009

Queridos Toty y Fernando:

Por Marcelo Boffa

Ambos están en minoría. En minoría libran dignamente sus luchas culturales, sociales y políticas en sus ámbitos específicos.

Los dilemas alrededor del piquete no son dilemas entre el pragmatismo y la ética.

Ni uno lo hace creyendo que su ética carece de consecuencias positivas prácticas, ni el otro hace sus propuestas como apóstol de un método desentendido de un arraigo de principios.

Lo que sucede es que ni la existencia o inexistencia de piquetes en la Argentina depende de Toty Flores, ni ese lugar político por antonomasia que es la disputa de la opinión pública en lo que hace a principios de solidaridad, carece de mediaciones que hayan sido mayoritarias y abyectamente kirchnerizadas.

Una vez más, la pelota está del lado de la eficacia de las representaciones sociales y –fundamentalmente- políticas que logremos construir.

Toty dedica su vida a involucrarse, a los efectos de combinar una dura ética de la justicia con una ética del cuidado y Fernando pelea, a veces en suma soledad, por una palabra que ha sido adulterada como nunca desde la recuperación de la democracia. Al punto que, por primera vez en décadas, decanos de las facultades “críticas” de la principal Universidad del país operan como empleados de una casa rosada que destruye el sistema nacional de estadísticas y multiplica la pobreza entre otras “lindezas”.

El fondo profundo es el “transformismo”.El concepto gramsciano no alude a la práctica más o menos habitual de integración de sectores subalternos a un bloque de poder. De lo que se trata es de la cooptación de dirigentes dejando en absoluta orfandad a sus dirigidos.

La billetera de los funcionarios profundiza el abuso corrupto que entre nosotros se hace de una concepción minimalista de la democracia, reducida a su mera dimensión política, cuando, en verdad, la democracia es también un modelo de sociedad.

A no engañarse. No se trata, como puede creer alguna fantasía anarquista, de un problema inherente a todo sistema de representación.

Se trata de que, entre nosotros, las organizaciones sociales y políticas –oligarquización mediante- juegan en el límite de la usurpación de representación.

El ataque violento a un senador de la oposición por parte de una organización paraestatal se corona con el apoyo a dicha organización por parte de la máxima dirigencia del que fuera un sindicalismo racional, democrático y alternativo.

Afortunadamente, en ocasión de una elección de consejeros generales de educación de la provincia de Buenos Aires –información escasamente difundida-la casi totalidad del conurbano-80.000 docentes- acaba de repudiarlos

El esfuerzo desigual que Toty y Fernando hacen para reconstruir una trama de Solidaridad, Libertad y República, no tiene como problema central el rico debate sobre métodos.

Enfrentamos a un bloque rechazado por el 80% de la población, pero que cuenta con fuerzas de choque, con mucho dinero “alternativo”, “nacional”, “popular” y con fuerzas “emergentes” auxiliares.

El riesgo de que los victimarios se transformen en victimas es un riesgo extraordinariamente advertido por Carrió, como riesgo de “hondurización”

En este marco, la gran tarea de la hora es, desde la interpelación, la tolerancia, el pluralismo y la paz, construir representaciones que representen.

Asumir la representación de una sociedad que, además de la pobreza y el autoritarismo tiene que soportar la humillación -fuente de toda violencia- de quienes hablan en su nombre y nunca dejan de formar parte del bloque oficial.

Representaciones sociales y políticas que representen, es para la salud de nuestra república una tarea de la hora más importante que el contenido mismo (más radical o más moderado) de dicha representación.

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